Nacido en Los Angeles de madre china y padre brasileño (de Porto Alegre, sur), Moshe Kai ya sumaba y restaba a los cuatro años. En ese momento, sus padres idearon un intenso plan educativo para que su pequeño se destacara en matemáticas, música, artes marciales y lectura.
Allí el trabajo intenso, la carencia de televisión y el uso de videojuegos solamente educativos lo condujeron a ganar campeonatos internacionales de artes marciales, sacar un certificado de buceo e inscribirse en la universidad a los ocho años, donde se luce con el mejor promedio.
"Trabajo duro, planifico con anticipación y logro mis metas", explica el joven, que recuerda todos sus regalos de cumpleaños y cita la película de Pixar "Wall-E" como su preferida.
Allí el trabajo intenso, la carencia de televisión y el uso de videojuegos solamente educativos lo condujeron a ganar campeonatos internacionales de artes marciales, sacar un certificado de buceo e inscribirse en la universidad a los ocho años, donde se luce con el mejor promedio.
"Trabajo duro, planifico con anticipación y logro mis metas", explica el joven, que recuerda todos sus regalos de cumpleaños y cita la película de Pixar "Wall-E" como su preferida.
"Lo que sí intento es buscar la sabiduría a través del conocimiento. Y practicar la sabiduría es mucho mejor que ser un genio", precisó...
"Sólo saco ventaja de lo que tengo", dice Moshe Kai, que usa frenillos, lleva un sombrero de moda en Los Ángeles y un sobrio saco de cuadros escoceses. "Todos tienen el potencial de ser especiales, aunque tienen que sacar ventaja de ese potencial. Pero no lo hacen. Por eso me consideran a mí especial".
"Los estudiantes tenemos que aprovechar todas las oportunidades de aprender que tenemos. Cuando éstas pasen, ya no las tendremos otra vez. Pregúntenle a cualquier anciano sabio", escribe en su libro.
La madre, que acompañó a su hijo desde el inicio de la carrera esperándolo afuera de los salones de clase, lamenta ser criticada por la forma que ha criado a Moshe Kai.
"La gente me pregunta por qué lo presiono tanto, pero yo no lo presiono, ¡él es feliz así!", dice Shu Chen, de 47 años, quien vive con su hijo y su marido, de 61, en una residencia familiar en el campus universitario.
Pero Moshe Kai, a pesar de sus logros intelectuales, no luce en persona como un adulto en miniatura. Tiene la timidez y el humor ingenuo de un joven de 14 años, aunque con respuestas mucho más agudas que las de la mayoría de sus pares.
"Mi libro no es sobre cómo ser un genio o cómo volverse inteligente. Es sobre cómo vivir mejor. Y eso, en mí, se aplica a estar en este punto en este momento", dice.
Cuando se gradúe como matemático, probablemente este año, Moshe Kai se especializará en matemática pura, astrofísica o física teórica. No lo ha resuelto aún. "Pero sólo tengo 14 años, tengo mucho tiempo para decidirme".
Y luego pensará en las chicas. "Soy muy joven todavía para involucrarme en una relación. Después del posgrado", promete, y se ríe.
La madre, que acompañó a su hijo desde el inicio de la carrera esperándolo afuera de los salones de clase, lamenta ser criticada por la forma que ha criado a Moshe Kai.
"La gente me pregunta por qué lo presiono tanto, pero yo no lo presiono, ¡él es feliz así!", dice Shu Chen, de 47 años, quien vive con su hijo y su marido, de 61, en una residencia familiar en el campus universitario.
Pero Moshe Kai, a pesar de sus logros intelectuales, no luce en persona como un adulto en miniatura. Tiene la timidez y el humor ingenuo de un joven de 14 años, aunque con respuestas mucho más agudas que las de la mayoría de sus pares.
"Mi libro no es sobre cómo ser un genio o cómo volverse inteligente. Es sobre cómo vivir mejor. Y eso, en mí, se aplica a estar en este punto en este momento", dice.
Cuando se gradúe como matemático, probablemente este año, Moshe Kai se especializará en matemática pura, astrofísica o física teórica. No lo ha resuelto aún. "Pero sólo tengo 14 años, tengo mucho tiempo para decidirme".
Y luego pensará en las chicas. "Soy muy joven todavía para involucrarme en una relación. Después del posgrado", promete, y se ríe.
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