El karate es una disciplina consagrada a la autodefensa que se ejecuta con las manos vacías y el cuerpo desarmado. Los brazos y las piernas se adiestran sistemáticamente para conseguir que el ataque lanzado por sorpresa por un enemigo pueda ser controlado efectivamente con una demostración de potencia tan grande como empleando armas reales.
Diversos estudios muestran la relación que hay entre el movimiento y el equilibrio de la personalidad. Al observar las técnicas de los karatecas es fácil encontrar situaciones en las que se ejercitan todo tipo de habilidades motoras, (coordinación, equilibrio, agilidad etc.) Asimismo los ejercicios por parejas requieren el perfecto control de los conductos perceptivos (sincronización, ritmo, etc.).
Frecuentemente vemos niños que pasan de ser tímidos, agresivos o poco sociables, a ser niños que encuentran en el diálogo corporal que es el karate, la forma de conocerse a sí mismos, de canalizar su energía y de integrarse en el mundo que les rodea...
Lo anteriormente expuesto cobra especial significado en la competición, donde el alumno mostrará un forma o kata o realizará un kumite o combate desplazándose, bloqueando, atacando o contraatacando, el niño expresará su vivencia e ilusión por el trabajo realizado y los conocimientos transferidos por el maestro (Vazquez, 2012).
EL BENEFICIO EN LOS NIÑOS (AS)
Mucha gente piensa que los chicos que entrenan artes marciales se vuelven violentos e irrespetuosos, sin embargo, muchas veces son más tranquilos y disciplinados que la mayoría de los niños que no practican ningún deporte. La labor que tienen los maestros que están a cargo de los niños es muy importante y hasta muchas veces transcendental, puesto que no sólo se trata de enseñarles habilidades técnicas para defenderse, o cómo ser buenos competidores para ganar trofeos o medallas, sino crear una base sólida que les ayude a enfrentar la vida de diferentes maneras, a crecer con responsabilidad y fomentar una autodisciplina que les servirá para su conducta diaria. Si a un niño se le motiva constantemente y se le corrige sus errores, sin duda apreciará más a su maestro o instructor, porque se dará cuenta que sí le importa su educación y su progreso. Cuando un infante se siente amado o apreciado, su desempeño mejora y por ende los resultados son sobresalientes.
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Todos alguna vez en la vida hemos experimentado miedo, odio e ira. Estos “demonios internos” frenan el avance de los niños en su camino marcial, pero es aquí donde el papel del maestro entra en juego, si el pequeño recibe amor y respeto por parte de sus instructores, eso mismo darán ellos, ya que los ven como una guía y muchas veces hasta como una inspiración. Muchas veces los niños que tienen una baja autoestima no logran los mismos resultados que los que poseen una buena seguridad en sí mismos, debido a que estos últimos –al tener una aptitud positiva– la construyen mediante experiencias de éxito y buena guía marcial y espiritual. Las artes marciales ofrecen a los pequeños esas pericias, puesto que con el entrenamiento pueden aumentar la confianza. Una vez que el niño siente que su seguridad interna mejora, su esfuerzo en los entrenamientos será mejor y sin reservas. A los niños hay enseñarles de forma correcta, guiarlos, darles seguridad, apoyarlos para que de esta manera eliminen para siempre esos monstruos que les impiden seguir adelante. Necesitan una excelente guía en los aspectos mental, físico y espiritual dentro del arte guerrero para que desarrollen todo su potencial. Si al alumno se le trasmite confianza, esto será la fuerza que necesite para que pueda asumir retos que a lo mejor le parezcan imposibles y logre cumplirlos. Para que un niño vaya subiendo de nivel, en el arte que practica, se les debe corregir cada error que pudieran tener y enseñarle que las situaciones en cierta ocasiones parecen difíciles, pero que se deben asumir como parte de la vida para poder crecer. Muchas veces el enemigo a derrotar no está a nuestro alrededor, sino dentro de uno mismo. Si el niño entrena con perseverancia se volverá más fuerte y hábil técnicamente, desarrollará autoconfianza, lo cual le ayudará para que se desenvuelva en sus relaciones personales.(García Salmoran, 2012).
LAS FORMAS
El entrenamiento de las formas proporciona una buena orientación del espacio, equilibrio, fuerza, fortalecimiento de los músculos, concentración y precisión. Algunos profesores utilizan la numeración como ayuda para enseñar de manera correcta estas secuencias a los niños. Cada que cuenta un número, el pequeño debe realizar un movimiento adecuado de la rutina que está aprendiendo. Por lo general, los niños empiezan con rutinas básicas, es decir, que no poseen movimientos difíciles de realizar. De forma gradual, los niños aprenden a hacer mejor su forma, y así sucesivamente hasta que estén listos para las ejecuciones más avanzadas. La mayoría de las veces los niños muestran entusiasmo por aprender las formas, ya que les gusta hacer volteretas y saltos que tal parece les provoca entusiasmo y esfuerzo, de hecho, se ha llegado a crear en ciertos momentos una competencia sana entre los niños y esto es bueno, ya que cada uno intentará esforzarse cada día más para demostrar que es mejor que su compañero. La competencia no es mala, siempre y cuando el maestro o instructor sepa educarlos para que no caigan en disputas que rompan con la armonía de la clase e incluso de la academia. Las formas simulan ataques y defensas contra uno o varios atacantes, y según dicen algunos maestros son la esencia del estilo que se entrena. Al entrenar estos movimientos entrelazados se obtienen beneficios tanto somáticos como psíquicos, además de que proporciona salud mental y veces son buenas para eliminar ciertas enfermedades como una gripe ligera o el asma (García Salmorán, 2012).
LAS FORMAS
El entrenamiento de las formas proporciona una buena orientación del espacio, equilibrio, fuerza, fortalecimiento de los músculos, concentración y precisión. Algunos profesores utilizan la numeración como ayuda para enseñar de manera correcta estas secuencias a los niños. Cada que cuenta un número, el pequeño debe realizar un movimiento adecuado de la rutina que está aprendiendo. Por lo general, los niños empiezan con rutinas básicas, es decir, que no poseen movimientos difíciles de realizar. De forma gradual, los niños aprenden a hacer mejor su forma, y así sucesivamente hasta que estén listos para las ejecuciones más avanzadas. La mayoría de las veces los niños muestran entusiasmo por aprender las formas, ya que les gusta hacer volteretas y saltos que tal parece les provoca entusiasmo y esfuerzo, de hecho, se ha llegado a crear en ciertos momentos una competencia sana entre los niños y esto es bueno, ya que cada uno intentará esforzarse cada día más para demostrar que es mejor que su compañero. La competencia no es mala, siempre y cuando el maestro o instructor sepa educarlos para que no caigan en disputas que rompan con la armonía de la clase e incluso de la academia. Las formas simulan ataques y defensas contra uno o varios atacantes, y según dicen algunos maestros son la esencia del estilo que se entrena. Al entrenar estos movimientos entrelazados se obtienen beneficios tanto somáticos como psíquicos, además de que proporciona salud mental y veces son buenas para eliminar ciertas enfermedades como una gripe ligera o el asma (García Salmorán, 2012).
EL BENEFICIO EN LOS NIÑOS (AS)
El karate es una de las disciplinas que más puede contribuir en el proceso de formación de los menores, ya que desarrolla tanto su estado físico como emocional, mejorando de manera considerable su rendimiento escolar y su relación con los que le rodean.
- Su práctica ejercita la concentración creando hábitos que le ayudarán en sus estudios y en el trabajo.
- Da confianza y seguridad haciéndole sentir más seguro de sus posibilidades en diferentes soluciones de la vida cotidiana.
- Genera respeto y educación, haciéndole más comprensivo hacia los otros, creando actitudes positivas ante la sociedad.
- Lo mantendrá en forma, cuidando su peso y alimentación, dando a su cuerpo la flexibilidad y los estímulos que mejoran su estado físico, reflejos y motricidad que favorecerán su desarrollo.
La categoría de karate infantil incluye a los alumnos entre los 7 y los 14 años de edad, edades en las que cabe diferenciar un tratamiento especial en la enseñanza del karate.
La labor dentro de estos años en que un profesor puede aportar a la formación humana del niño o niña presenta caracteres muy positivos, tanto en el campo de los valores colectivos (Integración en el grupo, compañerismo, respeto mutuo), como individual (emulación, superación, esfuerzo), aunando a estas características internas un desarrollo físico equilibrado en el que se ejercita todo el organismo a manos libres y con igual intensidad.
Considerando al niño como un individuo en plena evolución, la práctica del karate es escalonada, combinada con ejercicios-juegos iniciales con el subsiguiente trabajo teórico-práctico que le permite abordar las etapas siguientes, con el conocimiento técnico necesario, para poder valorar sus progresos lo cual lo lleva a continuar con agrado en el aprendizaje de esta disciplina.
El primer paso de la enseñanza se alcanza en una combinación de respeto y juego sumando a ellos un aprendizaje inicial de la técnica de un modo informal que rompe la frialdad del niño, junto con el ejercicio físico, va fundamentando los conocimientos básicos del karate.
Esta etapa inicial estará encaminada a favorecer las aptitudes naturales del niño, de una forma progresiva y acorde a su desarrollo psicofísico, el karate, les ayuda a desarrollar personalidad y seguridad en sí mismo, a conocer sus potencialidades aún no descubiertas. Armoniza los ejercicios físicos con normas morales y disciplinarias que ayudan a la formación integral de la niñez.
El aporte que un arte marcial como el karate puede hacer a nuestra estructura corporal es grande. Por ello, las primeras etapas de nuestra vida son las mas idóneas para iniciarse en el actividad física, ya que favorece en gran medida el desarrollo psicomotor del infante y lo prepara para acceder a otros aprendizajes superiores.
La práctica del karate desde la infancia puede por ejemplo, y desde el punto de vista físico, prevenir o ayudar a corregir ciertas alteraciones de la columna vertebral. Los ejercicios en posición erecta y equilibrada con entrenamiento de músculos de la espalda y de sostén, hacen rectificar o frenar la formación de estas posturas viciosas.
El karateka infantil no sólo verá mejorado su rendimiento físico si no que irá forjando su espíritu en la disciplina y el desarrollo de una voluntad férrea de trabajo que le acompañará toda su vida.
EN SÍNTESIS:
•Favorece el desarrollo psicomotor de las menores.
•Favorece el aumento de resistencia corporal (por el estímulo continuado que supone para la bomba cardiaca el entrenamiento constante), así como el desarrollo de la fuerza y la potencia máxima.
•Favorece el desarrollo de la personalidad y la auto confianza.
•Sirve como método de cultura física y autodefensa.
•Retrasa el inevitable declivefísico y psíquico que supone la edad (recordemos que es “una forma de vida y de ver la vida” y no sólo un deporte, además potencia las fuerzas físicas mentales). (Vázquez, 2012)
Vázquez Ramírez, David. (3 de Marzo de 2012). El karate y los niños. Diario del yaqui. Recuperado el 3/mar/12 de http://www.diariodelyaqui.mx/home/index.php?option=com_content&view=article&id=6200:el-karate-y-los-ninos&catid=151:pasion&Itemid=621
García Salmorán, Guillermo. (13 de marzo de 2012). Pequeños Dragones. Recuperado el 10 de abril de 2012 de http://www.defensaurbana.com/2012/pequenos-dragones/