Mucha gente piensa que los chicos que entrenan artes marciales se vuelven violentos e irrespetuosos, sin embargo, muchas veces son más tranquilos y disciplinados que la mayoría de los niños que no practican ningún deporte. La labor que tienen los maestros que están a cargo de los niños es muy importante y hasta muchas veces transcendental, puesto que no sólo se trata de enseñarles habilidades técnicas para defenderse, o cómo ser buenos competidores para ganar trofeos o medallas, sino crear una base sólida que les ayude a enfrentar la vida de diferentes maneras, a crecer con responsabilidad y fomentar una autodisciplina que les servirá para su conducta diaria. Si a un niño se le motiva constantemente y se le corrige sus errores, sin duda apreciará más a su maestro o instructor, porque se dará cuenta que sí le importa su educación y su progreso. Cuando un infante se siente amado o apreciado, su desempeño mejora y por ende los resultados son sobresalientes.
Todos alguna vez en la vida hemos experimentado miedo, odio e ira. Estos “demonios internos” frenan el avance de los niños en su camino marcial, pero es aquí donde el papel del maestro entra en juego...
si el pequeño recibe amor y respeto por parte de sus instructores, eso mismo darán ellos, ya que los ven como una guía y muchas veces hasta como una inspiración. Muchas veces los niños que tienen una baja autoestima no logran los mismos resultados que los que poseen una buena seguridad en sí mismos, debido a que estos últimos –al tener una aptitud positiva– la construyen mediante experiencias de éxito y buena guía marcial y espiritual. Las artes marciales ofrecen a los pequeños esas pericias, puesto que con el entrenamiento pueden aumentar la confianza. Una vez que el niño siente que su seguridad interna mejora, su esfuerzo en los entrenamientos será mejor y sin reservas. A los niños hay enseñarles de forma correcta, guiarlos, darles seguridad, apoyarlos para que de esta manera eliminen para siempre esos monstruos que les impiden seguir adelante. Necesitan una excelente guía en los aspectos mental, físico y espiritual dentro del arte guerrero para que desarrollen todo su potencial. Si al alumno se le trasmite confianza, esto será la fuerza que necesite para que pueda asumir retos que a lo mejor le parezcan imposibles y logre cumplirlos. Para que un niño vaya subiendo de nivel, en el arte que practica, se les debe corregir cada error que pudieran tener y enseñarle que las situaciones en cierta ocasiones parecen difíciles, pero que se deben asumir como parte de la vida para poder crecer. Muchas veces el enemigo a derrotar no está a nuestro alrededor, sino dentro de uno mismo. Si el niño entrena con perseverancia se volverá más fuerte y hábil técnicamente, desarrollará autoconfianza, lo cual le ayudará para que se desenvuelva en sus relaciones personales.(García Salmoran, 2012).García Salmorán, Guillermo. (13 de marzo de 2012). Pequeños Dragones. Recuperado el 12 de abril de 2012 de http://www.defensaurbana.com/2012/pequenos-dragones/
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